A la hora de ponernos al volante, es muy importante ver con claridad, pero también ser vistos. En determinadas situaciones, las luces del coche juegan un papel fundamental, hay que saber cuándo ponerlas y qué luces son más adecuadas en función del momento y de las condiciones meteorológicas.
El 30% de los accidentes en Europa se producen de noche, por ello, una correcta iluminación es determinante para conducir en situaciones de baja visibilidad.
Sin miedo a las largas: las luces largas o de carretera son necesarias cuando necesitamos iluminar un gran espacio delante del coche. Solo hay que usarlas de noche y en carreteras muy poco iluminadas. Siempre que se vislumbre un vehículo delante o en sentido contrario hay que apagarlas para no deslumbrar y perjudicar la visión del conductor. Muchos conductores no utilizan estas luces por temor a deslumbrar a otro vehículo. Por eso es muy útil el asistente de luz de carretera que detecta la presencia de vehículos en ambos sentidos y cambia de largas a cortas automáticamente según las circunstancias.
El uso de las cortas: son las luces básicas y su función es iluminar los metros próximos al coche. Son obligatorias de noche y en situaciones de poca visibilidad como túneles, lluvia o niebla. La opción ‘Auto’ contribuye a una conducción más confortable, ya que activa las luces de cruce de manera automática.
Luces Led
Este tipo de iluminación se parece más a la luz diurna que la que emite una lámpara halógena. Con la incorporación de esta fuente de luz, se ahorra en consumo y ganado en confort, además de haber mejorado en seguridad.
Luz de cortesía
Es la más discreta de todas. Aunque no está prohibida, es recomendable no usarla durante mucho tiempo para prestar la máxima atención a la carretera.