Llevar el coche a punto durante todo el año es fundamental no sólo desde el punto de vista de nuestra seguridad, sino también para asegurar una mayor vida útil de nuestro coche y de todos sus componentes. Sin embargo, si hay una estación del año que nos obliga a poner aún mayor atención a nuestro vehículo esa es el invierno.
En esta época del año, las reducidas horas de sol, el hielo o la nieve, además de la lluvia o la niebla, son factores que tendrán una incidencia importante en nuestros trayectos, con lo que tener un vehículo en buenas condiciones, aumentará nuestra seguridad en carretera.
¿Qué tener en cuenta en invierno?
Una de las primeras cosas que debemos hacer es, si es posible, es aparcar el coche bajo techo, especialmente, por las noches y no dejarlo a la intemperie. Las heladas nocturnas de esta época son muy dañinas para la batería del coche, el líquido refrigerante, la carrocería o la pintura.
Si no nos queda más remedio que dejar el coche en la calle, al día siguiente tendremos que lidiar con la escarcha acumulada en el parabrisas y no podemos hacerlo de cualquier manera porque acabaremos dañando también las escobillas. Lo mejor para quitar la capa de hielo es recurrir a un rascador (también puedes hacerlo con alcohol) de los que venden en cualquier tienda de accesorios.
Y es que descongelar el parabrisas con agua muy caliente o con el aire de la calefacción a temperatura elevada, puede dañarlo seriamente por el cambio brusco de temperatura, provocando su rotura.
¿Qué elementos revisar antes del invierno?
Los neumáticos serán los primeros en ser revisados de cara al invierno, ya que son el único contacto del coche con la carretera, y la lluvia, el hielo y la nieve son sus principales enemigos, sobre todo, si están desgastados o circulamos con presiones inadecuadas.
Debemos comprobar su estado al menos una vez al mes, y siempre que salgamos de viaje, (presión, dibujo, posibles daños). Recuerda que la vida útil media de los neumáticos está en torno a los 35.000-40.000 km, si bien esto depende en gran medida del tipo de conducción, del buen estado de la suspensión y del tipo y estado de las calzadas por las que solemos circular. No olvides tampoco revisar la rueda de repuesto.
¿Y más allá de los neumáticos?
Otro elemento fundamental a comprobar es la batería. Ten en cuenta que las temperaturas extremas (tanto frío como calor) afectan a su vida útil y rendimiento. Con el frío, si la batería no está en buenas condiciones, carece de la potencia necesaria para arrancar el vehículo.
Comprueba su carga, el estado de los bornes y el nivel del agua (si requiere mantenimiento). Si los bornes están blanquecinos es señal de que están sulfatados. En este caso, límpialos con agua caliente para que funcionen correctamente.
Revisa que los niveles de los fluidos (aceite lubricante, líquido refrigerante (o anticongelante), líquido de frenos o líquido limpiaparabrisas son correctos. De esta manera, mantendrás correctamente lubricado el motor y evitarás también problemas en el sistema de refrigeración.
Al mismo tiempo, frenos y amortiguadores deberán estar en bueno estado. Unos chirridos al frenar indicarán que las pastillas están endurecidas o los discos están desgastados; si frenas y notas vibraciones, los discos pueden estar ovalados o deformados.
También, un síntoma de que algo va mal en los amortiguadores es si tienen alguna fuga. Para revisar la suspensión, o pastillas y discos de frenos acude a un taller de confianza.
Confía en los profesionales de Yonder Auto para mantener o solucionar cualquier problema que pueda surgir en tu coche. Los talleres de nuestra Red trabajan cada día para ser tu mejor opción cada vez que tengas que reparar o efectuar una operación de mantenimiento a tu vehículo.